EN MI VENTANA
- Andres Rojas Rueda
- 26 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Sentado frente a mi ventana encendí el cigarro aquel que cada mañana suelo prender y mientras miraba la lluvia caer apareció tu silueta dibujada entre las gotas, “estoy loco, pensé” tal vez fue el efecto del cigarro que no paraba de arder sumado al esfuerzo inmediato de mi imaginación por traerte ante mi para poder decirte todo aquello que solo te puedo escribir, con libreta en mano me dispuse a hacer lo único que me atrevo cuando quiero expresar lo que siento, las líneas que en esa mañana se dieron fueron cientos y todas llevaban tu nombre impreso, sin decirlo, sin nombrarlo, solamente supe que era tu encanto el que impulsaba mi mano, el que guiaba mi inspiración, el que me llenaba de determinación para continuar hablándole a ese papel sobre aquella mujer que me robaba el sueño, que de mi corazón se había apropiado, que mis sentidos mantenía alterando y que de mis pensamientos ya no se apartaba ni por un instante.
La lluvia no cesaba, ahora una taza de café a mi cigarro y a mi bolígrafo acompañaba, perdí la cuenta de cuanto había fumado al igual que se fue la noción del tiempo que escribiendo versos a tu nombre había pasado, las nubes grises ocultaban el pasar del tiempo, el silencio perpetuo de mi habitación ayuda al eco de mis pensamientos dirigidos exclusivamente a esa figura que las lagrimas del cielo dibujaban constantemente para mí, el sonar del techo golpeado por el goteo se convirtió en música de meditación que solo contribuyo a explotar más mi imaginación. En tu honor nacieron versos incontables, unos románticos, otros eróticos y algunos nostálgicos y melancólicos. Eres mi muza, mi inspiración, mi sueño y mi anhelo.
El ultimo cigarro se apago en el momento en que la lluvia ceso y tu silueta desapareció, mis ojos brillaron con el primer rayo de sol, mis letras fueron guardadas en aquel cajón abarrotado de escritos que no conocerás, de sueños que solo se podrán hacer realidad el día que decidas notar todo lo que tengo para dar. Las cortinas he decidido cerrar con la esperanza que el día de mañana cuando las abra sea tu presencia la que haga mis ojos brillar antes que el sol radiante y que sea el abrazo de tu piel el que me caliente la mañana más que aquel cigarro con café los que comenzó todo, gracias a los que entre la lluvia te dibuje.

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