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JUEGO

  • Foto del escritor: Andres Rojas Rueda
    Andres Rojas Rueda
  • 17 ago 2019
  • 5 Min. de lectura

La noche se torna larga como en cualquier reunión de aburrida etiqueta, más sin embargo el día de hoy ha ganado algo de brillo cuando mi mirada se cruzó con el sutil escote de tu vestido, en otros momentos nuestros caminos se han encontrado pero hoy decidiste que seriamos dos extraños, no sé a que estas jugando, me tienes hipnotizado, tus miradas y coqueteo le han quitado el tedio a la velada, ahora hasta me sabe más dulce la champaña, me integro a las conversaciones solo para seguir tus pasos, pruebas tu trago y te muerdes los labios, te sientas cerca a la barra del lugar y tu pierna queda descubierta a través de la abertura del vestido, tienes toda mi atención, la sabes bien y finges taparte solo para mostrarme el liguero de encaje que llevas puesto. Ya no soy yo, no me pertenezco, soy preso de esta treta de seducción que has montado a mi alrededor, mis ojos te persiguen, mis oídos ya no prestan atención a nada de lo que se dice alrededor y si continúas cruzando tus piernas de un lado al otro te juro que no podre seguir disimulando este calor.

Tus labios rojos, tus enormes ojos tan dulces y expresivos, tu sonrisa llena de picardía, tu cuerpo ardiente, esas piernas torneadas y perfectas que solo se ven opacadas por tu trasero escultural que me hace delirar, tus pequeños, pero muy sensuales pechos que hacen juego con tu cintura tan bien formada y tus caderas que son una explosión de deseo, toda tú me tienes en tensión, ya no controlo esta situación, “aunque creo que nunca lo hice en realidad” no sé hasta dónde quieres llegar pero no me queda duda que te seguiré sin titubeo.

Te perdí de vista por un instante, no puedo parar de buscarte, pero me desanimo al no encontrarte, tomo una copa y me sumo a una conversación tediosa en la que trato de interesarme, ha llegado mi momento de opinar sobre el tema así que para poder olvidarte decido empezar a hablar con total elocuencia y veracidad, la sala en pleno ha desviado su mirada hacia mi verborrea intachable y cuando estoy llegando al clímax del tema una llamada llega a mi celular, trato de ignorarlo pero no para de sonar, lo saco para apagarlo y sorpresivamente es tu numero el que aparece registrado, me pides que te busque en el pasillo que queda cruzando la cortina justo al lado del lugar donde se realiza la reunión. Te veo y no me dejas decirte una sola palabra, me tomas por el cuello de mi camisa y me besas de tal manera que el fuego se enciende en mi interior, te miro sorprendido y deseoso de probar mas de ti, tus besos me llevan a otro mundo, me dejan perdido en ti y no puedo pensar en mas que tenerte, apretó tus caderas lascivamente mientras devoro tu cuello sin mesura alguna, siento tu respiración que empieza a alterarse, tus uñas se clavan en mi nuca con la apasionada fuerza que de ti empieza a apoderarse, levanto tu pierna para llevar mi mano debajo de tu vestido, la acaricio con firmeza hasta llegar a tu trasero que siente toda mi fuerza, rasgas mi camisa y muerdes mi pecho tan ferozmente que mi sexo reacciona de inmediato, lo sientes apretado en mis pantalones, lo tomas entre tus manos lo mueves con lujuria y te arrodillas ante mí, lo pones en tu boca, lo tragas una y otra vez, le pasas tu lengua como si fuera una paleta en un día soleado, me enloqueces, me tienes en tus manos, mi corazón se va a salir de mi pecho, estoy muy excitado y asustado pues en cualquier momento alguien podría atravesar esa cortina buscando un lugar para fumar, las voces de los presentes no paran de sonar y aunque me lleno de temor, también acabo de descubrir lo apasionante que puede ser explorar un terreno prohibido, el terror que produce poder ser descubierto solamente aumenta el deseo y despierta mas las ganas de no detener lo que está sucediendo.

Estoy a punto de estallar y no es el momento indicado, aunque no puedo negar que la perversa idea de terminar en tus labios llena mis pensamientos, pero me contengo, te levanto y ahora soy yo quien cae a tus pies, arranco tus bragas con desdén, como un lobo hambriento cuando logra capturar a la oveja que se va a comer, reposas tu pierna en mi hombro y yo llevo mi boca a tu sexo y en el me pierdo con rudeza, mi lengua se mueve con la velocidad del sonido, la suavidad del viento y el calor del fuego, estas ardiendo, tus manos me llevan cada vez mas cerca de ti, mi boca no para de besar con lascivia tu clítoris y los jugos de tu placer invaden mis labios y corren por mi rostro, has sacado tus senos, los acaricias y lames con extrema lujuria, tus gemidos se han apoderado de ti, no paras de sonar, no eres dueña de tu respirar y tus piernas no paran de temblar, estallas una vez y la segunda llega casi de inmediato, una tercera que es inesperada y demuestra que has disfrutado cada uno de los pasos que he decidido tomar en este juego sexual.

Te volteo para que me des la espalda, dejo que tu vestido por fin se caiga, mi lengua acaricia el borde de tu oreja y mi respiración corre lenta por tu cuello, beso el camino de tu columna hasta tu trasero y vuelvo a subir con mi lengua de regreso hasta posarme en tu hombro, te penetro con fuerza y comienzo a mover mis caderas sin ganas de hacerlo despacio en algún momento, una de mis manos se apodera de tus senos mientras que la otra se deshace en caricias sobre tu centro de placer. No puedo más, si no estallo voy a enloquecer, sientes como lleno tu interior y aprietas tus piernas para no dejarme salir, por un instante somos unos, por ese pequeño momento no existe el mundo, solo estamos tú y yo, no queremos ni necesitamos nada más, te abrazo y me aferro a ti como quien sabe que este juego no se repetirá. Besas mis labios con ternura, pones tu vestido en su lugar, como puedo arreglo mi atuendo y vuelvo a la realidad, pido un trago para disimular y tú te reintegras a tu circulo social, nadie se ha enterado de lo que acaba de pasar, los presentes no sospechan que nos acabamos de entregar a la pasión absoluta y total, la reunión termina y como a un colega mas me das la mano de manera cordial y a partir de ese momento sé que te convertirás en el recuerdo mas atrevido que a nadie le podre contar.


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