MAGIA
- Andres Rojas Rueda
- 2 feb 2019
- 3 Min. de lectura
Magia, es lo primero que mi mente puede pensar cuando te empiezas a acercar pues sin duda alguna tu presencia cautiva mi esencia y mis sentidos se adormecen entrando en un estado inminente de entrega total a tu voz, a tus palabras, a tus ojos en los que no puedo parar de navegar, a tu aroma y a tu sonrisa que domina mi sensatez y la encadena a tu voluntad. Mágica y maravillosa dama, si supieras cuántas noches de desvelo he pasado en mi cama, soñando despierto con el dulce sabor de tus besos y pudieras sentir como me estremezco al imaginar cómo mis manos recorren la suavidad de tu piel, sin duda alguna pensarías que he enloquecido y posiblemente sea cierto porque como más llamar a esto siendo locura la mejor manera de describir el hechizo que sobre mi has impuesto.
Enredado me encuentro en las redes de tus recuerdos y es que escapar no quiero, ¿Cómo huir de un momento que cuando viene a mi siento que lo estoy viviendo? Magia, hechicería en mi has hecho, conseguiste congelarte en el tiempo para que así jamás pueda sacarme del pecho las huellas de esto que por ti siento, has dejado tu nombre grabado en el centro de mi corazón con tinta indeleble para conseguir hacerte eterna en mi ser y te juro mujer que suspiro por tu regreso, que anhelo volver a sentir tus besos, que me desviviría por tener una vez más esa sensación indescriptible de abrazarte por la espalda para sorprenderte y sentir el calor de tu mejilla ruborizada posarse en la mía mostrándome la alegría por la sorpresa recibida. Te juro querida mía que tu compañía sería el regalo más maravilloso que podría darme la vida y tu magia me colmaría de regocijo y armonía pues junto a nadie más he logrado encontrar la paz que encuentran las estrellas cuando empiezan a brillar.
Eres magia y tienes la fuerza de iluminar mi alma que se ha llenado de más oscuridad que las profundidades del mar, eres fuego que no quema pero si llena de calor cada rincón de este frío corazón que pensé que no volvería a palpitar, traes a mi espíritu la calma que llega con una suave brisa de atardecer mientras el sol se esconde y la luna sus primeros rayos luminosos nos empieza a ofrecer, me llenas de vida como el agua fresca de un manantial bañando mi cuerpo e hidratando mi ser.
Mágica y magestuosa mujer en ocasiones eres casi irreal, vas y vienes como si fuera mi mente quien creará tu llegada, la que me jugará la mala pasada de hacerme levitar para luego llevarme a la tierra sin siquiera avisar y me sacude en la realidad, una en la que tú no estás pero en la que dejaste impregnado el néctar delicado, delicioso y sutil de tu presencia que no puedo, ni me quiero arrancar y aunque buscarte quiera intentar, no me queda más que sentarme en la oscuridad y esperar que un día nuevamente con la magia indescifrable de tu existencia me quieras iluminar y mientras eso sucede tendré que seguir soñando y aferrándome al recuerdo de aquellos momentos tan gratos en los que no existía nada ni nadie más que tú, tu esplendida sonrisa y el hechizo mágico que guardabas en tus brazos para adherirlo por siempre a mi piel en el más cálido y sentido de los abrazos.
Magia, es lo primero que mi mente puede pensar, magia es y magia será lo que más recuerde de aquella persona que desde el primer instante que nuestras vidas cruzaron caminos, consiguió quedarse conmigo y hacerme sentir que solamente ella estaba escrita en mi destino.

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